Monky



Hernán Bartra Moscoso (Monky)

El creador de personajes que fueron parte de la niñez de muchos limeños y provincianos, Hernán Bartra, nos dice que dibujando espera que los sueños en papel se hagan realidad

Por más de 15 años, Coco, Vicuñin y Tacachito (tres niños y tres regiones del Perú representadas a través de ellos) nos llevaron con sus aventuras a un mundo de fantasía en el que se jugaba y a la vez se aprendía. Eran personajes de historieta, con vida sólo en el papel y en blanco y negro. Sin embargo, a estas alturas de la tecnología, es posible imaginárnoslos en movimiento y a color.

Ese es el sueño de su creador, Hernán Bartra Moscoso, quien vino con su arte desde Iquitos a Lima al comienzo de la década de los 50. Traía escaso pero singular equipaje: su lápiz juvenil y rebelde y un espíritu de incesante búsqueda, propio de quien acababa de terminar la secundaria. No ingresó a la universidad como había proyectado, pero quizá fue mejor (reflexiona ahora, casi cincuenta años después), porque gracias a ello pudo dedicarse al desarrollo de esa creatividad que, confiesa, le viene de familia.

Boquellanta (el mismo nombre nos evita la descripción) fue su primer personaje hecho público, luego de ganar un concurso de tiras cómicas promovido por un diario capitalino en 1953. Con este protagonista, un limeño negro de carácter festivo, Bartra soltó su vena humorística, aquélla que ya en tiempos de escolar le había motivado reprimendas de los maestros que lo sorprendían dibujando en clases. Sonriente, recuerda el enfado de algunos profesores cuando se veían reflejados en sus trazos. Pero también había quienes le pedían que mostrara su habilidad y, claro, él los complacía, ya que dibujar siempre fue un placer para este pionero de la historieta en el país. Si hasta lo hacía traviesamente en las paredes de su casa.

Llega 1953 y nace "Avanzada" (publicación de la cruzada Eucarística Misional), una de las primeras revistas de historietas de creación nacional para niños. Allí Bartra y su amigo Juan Osorio Blanco dieron vida a singulares personajes, cuyas correrías fueron seguidas por grandes y chicos. La aventura duró más de 15 años, durante los cuales Coco, Vicuñin y Tacachito (representantes de la costa, sierra y selva, respectivamente) llevaron a sus seguidores incluso hasta Marte.

Para quienes bordean los cuarenta y algo más, "Avanzada" fue lo mejor que tuvo el Perú en materia de historietas educativas. "Entretenía y enseñaba" , nos comentó un lector que hacía sus tareas escolares con ayuda de esta revista y hasta coloreaba a los tres niños protagonistas, aunque su creador remarca que siempre prefirió el blanco y negro para trasmitir su espíritu libre al mundo de los pequeños. Bartra, cargado de desbordante imaginación e ímpetu infantil igual que en sus inicios, dice ahora a los 66 años que en esa primera etapa de divulgación de sus dibujos quiso dirigirse en especial a los niños, con personajes intuitivos u espontáneos, fantaseando, pero también dando cuenta, de alguna manera, de la realidad del país.

Sin embargo, no todas las creaciones de este incansable dibujante han tenido como destinatario el público infantil. Allí esta Manyute, el pícaro, el sinverguenza y eterno conquistador, a quien Bartra alumbra en 1962 y al que, con intervalos en los cuales muere y resucita, mantiene vivo hasta fines de 1994 en diferentes diarios. Este personaje avezado, casado con la renegona Robustiana y padre de Pepito, por supuesto que no estaba dirigido a los menores. Eran los adultos los que disfrutaban con su libertina conducta.

A mediados de los años 60, Bartra (se asocia con Juan Osorio "Osito") y forman una empresa de servicios gráficos que hasta hace unos años tuvo su centro de operaciones en un edificio de Breña. En los estudios Osito y Monky se gestaron Don Vinagrio, Chepar, el Doctor Phistaco, Olimpito... En fin, resulta enorme la lista de personajes.

Y como la tinta sigue corriendo por las venas de Hernán Bartra, no puede dejar de trasmitir lo que ve, lo que siente, lo que vive. Su inspiración no tiene límites, ni sus sueños tampoco, "Quiero llegar no sólo a los niños de mi país, sino a todos los niños del mundo" , manifiesta esperanzado en que pronto surja el apoyo que requiere para difundir su arte a gran escala.

Con algo de nostalgia, afirma que los tiempos cambian, pero que para el no han muerto Coco, Vicuñin y Tacachito ni todo el mundo que creó alrededor de estos niños en papel y en blanco y negro. "Allí están (dice) a la espera de ser revividos, pero en movimiento y con color". Su sueño es ver a sus personajes moverse. Los dibujos animados significan un nuevo reto para quien conquistó a niños y adultos desde que al comienzo de los años 50, viniera con su arte, lápiz en mano, de Iquito a Lima.

Fuente : ElComercio / PeruchoArt

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un placer haber descubierto a Monky gracias a ustedes! qué gran regalo para el mundo del buen humor gráfico!